Al asfalto, uno de sus principales enmigos, hay que añadir su prinicpal depredador, la cigüeña blanca (Ciconia ciconia), muy abundante por estos lares.
Lento y torpe, el ejemplar de la foto no hubiera resisitdo ni a un vehículo ni a una cigüeña. En esta ocasión, le hemos retirado de ambos peligros, pero ¿hasta cuando? Si es comido por una cigüeña, vale, al fin y al cabo es la Naturaleza quien manda; pero si este tritón muere arrollado por los neumáticos de un coche, eso no es natural.
Tras la sesión fotográfica de turno le hemos salvaguardado de peligros adicionales a los que le provoca su propio instinto.
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