Para la mayoría de los seres vivos vulnerables, la capacidad de pasar desapercibido ante potenciales depredadores es vital para la supervivencia. Para ello, muchos animales adquieren formas y/o colores que les permiten camuflarse con el entorno. Uno de los ejemplos más curiosos de camuflaje es el del camaleón, cuyo cambio de color de la piel resulta muy llamativo. Este que podemos ver aquí es un Chamaeleo calyptratus, o Camaleón del Yemen, fotografiado en el Zoo de Madrid.
En cambio, en esta otra foto, no hay ningún camaleón; pero se trata también de una forma de camuflaje. La foto ha sido retocada un poquito para facilitaros la tarea.
Dos ejemplares de Carausius morosus adultos hacen honor al término general de insecto palo que suele dárseles a los fámidos.
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