martes, 12 de octubre de 2010

Frodo y Pwa

Frodo y Pwa (nariz en swahili) coincidieron en el tiempo durante una semana. Frodo era una cría de autillo que fue rescatada por mi mujer después de que unos salvajes mataran a su madre. De eso hace ya mucho tiempo. Intentamos por todos los medios sacarla adelante y, de hecho, comía bastante bien los trozos de carne picada que le ofrecíamos así como los higadillos de pollo con que la obsequiábamos. Pero Frodo no sobrevivió más allá de una semana con nosotros. Hemos leído por algún lado que la carne que le ofrece la madre a la cría de autillo lleva sustancias necesarias para su desarrollo, algo así como una especie de leche materna.



Hoy ha aparecido esta foto que tiene más de 20 años y la hemos escaneado para contaros esta historia. Frodo despertaba el interés de Pwa, un muy joven ejemplar de Cercopithecus erythrotis, o Cercopiteco de nariz roja, que habíamos adoptado. Pwa era un sin papeles que fue introducido ilegalmente en España procedente de Guinea Ecuatorial.



Huérfano (a su madre la mataron para comérsela en su país de origen), fue criado a biberón hasta que llegó a España. Nos hicimos cargo de él porque su anterior dueño no podía ocuparse de él. Lo triste de esta historia es que, nada más adoptarle, el Cercopithecus erythrotis fue declarado especie protegida a nivel mundial. Nunca pudimos legalizarlo. Convivió con nosotros seis años hasta que nació mi hija mayor, momento en el cual, Pwa, ya pasada la adolescencia, empezó a mostrarse muy agresivo con mi mujer.
El Zoo de Madrid no quiso saber nada de Pwa, pero conseguimos que fuera acogido en un centro de protección de fauna salvaje en Nueva de Llanes, donde estuvo hasta la muerte del paisano que se ocupaba de los animales que allí había. No volvimos a saber nada de Pwa, un adorable cercopiteco con el que compartimos seis años de nuestras vidas. Un mono al que le gustaba la coca-cola y odiaba los cacahuetes tanto como la hora del baño.



Pero la historia de Pwa y muchas de las anécdotas que compartimos merece una entrada propia en un futuro.

1 comentario:

Guillermo García-Saúco Sánchez dijo...

Me ha encantado la historia, la verdad es que son acontecimientos tristes los que a veces nos llevan a adoptar animales.
Un saludo.