Todos los
bichos son fascinantes. Cada uno a su manera. Captar fotográficamente esa fascinación es todo un reto que, a menudo, se convierte en una obsesión. Obsesionado con fotografiar los
parasitoides de las agallas de los
Quercus y tras disparar más de 50 fotografías todas fallidas, reparé en que, en mi pequeño laboratorio entomológico, una de las ninfas de insecto palo (
Medauroidea extradentata) se encontraba bebiendo de una minúscula gota de agua en la pared de su habitáculo después de haberlo pulverizado. Casi como un acto reflejo disparé una sola foto pensando que no iba a salir nada, defraudado como estaba con la sesión fotográfica desastrosa de los
parasitoides.
Me había olvidado del tema hasta que he descargado las fotos de la cámara. Me he quedado sorprendido, es lo que llamo un
churro fotográfico.

Hemos hecho referencia con
anterioridad a la fotografía de artrópodos y a lo complicado que suele resultar obtener una buena foto. Es por eso por lo que, a veces, conseguir un
churro nos provoca una gran satisfacción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario