Por nuestro modesto habitat pasan muchos bichos, la mayoría de paso. Algunos vienen para quedarse, a esos los llamamos inquilinos. Hemos adquirido unos curiosos inquilinos, una nueve espacie de fásmido para intentar criarlos como Carausius morosus, Medauroidea extradentata o Eurycantha calcarata. Se trata de la curiosa especie, originaria de Perú, Peruphasma schultei (Conle & Hennemann, 2005).
Son todavía ninfas y les aguarda aún un largo recorrido para llegar a la fase de adulto. Sin embargo, y al igual que nos ocurriera con Eurycantha calcarata hace algo más de un año, nada más llegar, una de las ninfas se ha puesto a mudar y, aparentemente, se encuentra en una muda patológica, esto es, parece incapaz de desprenderse de la misma. La similitud con el caso de los Eurycantha nos induce a pensar que ha sido el cambio de habitat y la falta de adaptación en tan poco tiempo al mismo en un período tan delicado como resulta ser la muda de cualquier insecto, la causa de este problema.
Con mimo, hemos procedido a separar el ejemplar del resto y aislarlo en un cubículo más aislado. Le hemos rescatado de sus propias secreciones líquidas en las que parecía atrapado. Ya veremos que ocurre, aunque en el proceso parece haber perdido algunas patas (autotomía).
Confiemos en que las demás ninfas se adapten fácilmente antes de iniciar la próxima muda.
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