Los adultos sexualmente maduros han invernado en este estadio para iniciar el ciclo con la llegada del buen tiempo. En observaciones realizadas en el pasado, pudimos comprobar que los apareamientos en esta especie son frecuentes y de larga duración.
La intensa coloración roja y negra de este hemíptero heteróptero, que semeja una máscara africana, resulta inconfundible.
Debajo de las piedras, algunas larvas de coleópteros apresuran su metamorfosis para alcanzar la fase de pupa.
Comparten hábitat con otros artrópodos como miriápodos, crustáceos terrestres (cochinillas), e incluso moluscos como las babosas.
Pero si algo nos indica que la llegada del buen tiempo es un hecho, independientemente de alguna que otra helada ocasional, es la frenética actividad en el hormiguero de la hormiga de los bosques, Formica rufa. La necesidad de comida para alimentar las larvas que habrán nacido en el interior del hormiguero durante el invierno, obliga a esta especie a intensas batidas de caza por las inmediaciones.
Es un hecho. La primavera está a la vuelta de la esquina y nos deparará, como todos los años, fascinantes espectáculos de la vida misma que os iremos contando.